El triunfo de Cambiemos en las elecciones nacionales del año 2015 devolvió a la República condiciones de institucionalidad que habían sido arrasadas durante los doce años del kirchnerismo, a la vez que canalizó la esperanza y la voluntad de cambio de la mayoría de los argentinos.
La participación del Radicalismo en la coalición electoral –por su historia, sus principios y su presencia centenaria en cada rincón del país- fue determinante para consolidar el éxito de la fórmula presidencial.
Sin la Unión Cívica Radical no hubiera sido posible salvar al País de un régimen populista, autoritario y corrupto; especialmente en nuestra provincia, en donde el desempeño del Radicalismo de Córdoba contribuyó de modo determinante con el resultado a nivel nacional.
Formamos parte de Cambiemos, y dentro de la coalición de partidos, la UCR tiene un rol que cumplir.
A pesar de ello, los hechos marcan que la UCR no tiene hoy capacidad ni incidencia notoria en la mayoría de las decisiones del Gobierno Nacional.
Todas y cada una de las medidas del Gobierno Nacional que obtuvieron el rechazo de los distintos sectores de la vida nacional, razonablemente, no fueron el resultado de un debate con la UCR; o porque no se consultó o porque habiéndose conversado no se respetó la opinión Radical.
Tenemos los radicales la obligación de definir de manera urgente si somos un partido de gobierno y en consecuencia su rol, o si por lo contrario, constituimos una coalición parlamentaria. Hoy parece que esta definición es la que más se acerca a la realidad, a pesar de que admitimos interlocutores que comprometen en sus decisiones a toda la UCR.
Terminar con los efectos perversos del populismo demandará asumir costos políticos, lo que requerirá un enorme esfuerzo democrático, porque intenta el kirchnerismo imponer su modelo reciclado, autoritario y antirepublicano.
El gobierno del Presidente Macri no se ha desviado de los compromisos asumidos en la campaña electoral. Pero frente a los desafíos cotidianos, no alcanza con la promesa de un futuro mejor solamente.
Los errores cuando se gobierna, si se salvan con sincera autocrítica, hacen retomar el rumbo que no debió perderse, pero dejan siempre una herida en el complejo social. En política se traduce en votos.
Ratificamos nuestra pertenencia a Cambiemos, a la vez que pugnaremos con decidida voluntad para profundizarlo y consolidarlo como una expresión política con proyección en el tiempo, dotándola de mayores ámbitos de debate, espacios de participación y sistemas de organización, manteniendo la identidad política de las fuerzas que lo conforman.
La UCR no es una circunstancia en la vida de la Nación. Ha permanecido desde su génesis porque siempre fue fiel al mandato de sus fundadores y resguardó la ética, la austeridad, las banderas de la igualdad y solidaridad y la defensa de los derechos humanos. Siempre debatimos y concluimos el mismo, generando una impronta que comprometió a sus militantes y afiliados. Hoy tenemos esa necesidad. La participación no es solo información, es fundamentalmente, protagonizar ese debate que luego se convertirá en acción.
El armado de las listas para la competencia electoral del presente año debe respetar la democracia interna del espacio. Si no existiese acuerdo para ello, se debe respetar y concurrir a las PASO con candidatos propios.
Habrá más y mejor República si hay más y mejor Cambiemos. Habrá más y mejor Cambiemos si hay más y mejor Radicalismo dentro de Cambiemos.
Este documento ha sido aprobado por unanimidad por todos los núcleos de la Unión Cívica Radical, y suscriben este documento el Comité Central, Mesa del Congreso, Foro de Intendentes y Juventud Radical de la Provincia.